Buenas prácticas de lectura y escritura

Concepto

El sintagma buenas prácticas surge como calco léxico del inglés (best practices) que, aunque traducido como «mejores prácticas» en sentido literal, en español generalmente se emplea con el adjetivo en grado positivo. Se trata de un concepto de sentido muy amplio que se concreta en el campo al que se atribuye: buenas prácticas en educación, en administración, en gestión, etc.

Este concepto se aplica a todas aquellas acciones o iniciativas que se han demostrado fehacientemente muy convenientes y eficaces, y con las que se han obtenido excelentes resultados, ya que han mejorado o facilitado la competencia del individuo en un ámbito concreto para alcanzar un objetivo específico. Por ello se muestran como actuaciones modélicas que se deberían imitar. Una buena práctica es una propuesta orientada a la mejora de la calidad de una competencia determinada.

Las buenas prácticas de lectura y escritura se corresponden con las actuaciones o intervenciones de carácter socioeducativo y están relacionadas con todas aquellas propuestas con las que se obtengan resultados ejemplares para el fomento de ambas habilidades productivas y con las que los destinatarios adquieran un compromiso personal con la lectura y la escritura.

Con mucha frecuencia, las buenas prácticas se vienen asociando a acciones innovadoras (Abdoulaye, 2003; Brannan, Durose, John y Wolman, 2006; Chickering y Gamson, 1987; De Pablos y González, 2007), aunque esta no es una condición obligatoria, dado que existen buenas prácticas, procedimientos y estrategias tradicionales que siguen ofreciendo una utilidad incuestionable y que se continúan empleando a lo largo del tiempo.

Análisis

Las buenas prácticas en contextos funcionales de la lectura y la escritura

Toda buena práctica se compone de dos ejes:

• Por una parte, el que corresponde al creador de la práctica.

• Y, por otra, el que se refiere al destinatario de la propuesta, que es en definitiva el que va a elaborar el producto o el resultado de la acción ejemplar.

Al creador le corresponde diseñar acciones de una calidad tal que se lleguen a considerar referentes; mientras que el destinatario, apoyado en las estrategias y en los recursos que el creador le facilite, conseguirá mejorar sus competencias de lectura y escritura. Por ello, las buenas prácticas representan un esfuerzo de trabajo tanto para sus promotores creadores como para los destinatarios que habrán de desarrollar esa acción. Las buenas prácticas no se han de aplicar exclusivamente a un receptor infantil o juvenil. Los adultos representan un sector que en la actualidad demanda una mejora de sus competencias de lectura y de escritura, y se han convertido en un público para el que se han de crear acciones específicas para su perfil.

Enfoque etnográfico

En el paradigma de la lectura como práctica social («Nuevos estudios de literacidad»), las prácticas se entienden no solo como prácticas eficientes, sino como otras prácticas de referencias que, tomadas de otros contextos, puedan ser extrapoladas por el educador o emprendedor. Los eventos letrados diseñados por emprendedores parten de una observación del entorno (alfabetización situada), pero deben inspirarse en todo tipo de referencias, conforme a la máxima «piensa en global, actúa en local». Esta máxima es falaz si no se matiza que la raíz del conocimiento no solo es global, sino precisamente, tal como recomienda la Unesco, debe partir del conocimiento profundo de los entornos de proximidad, esto es, se debe aplicar un enfoque corográfico, del área o espacio compartido donde se pretende intervenir, ya sea un colegio, un barrio, una localidad o una zona más amplia. La globalidad se asegura cuando ese conocimiento lo cotejamos con las buenas prácticas procedentes de cualquier parte o cultura.

 

Implicaciones

Las buenas prácticas de lectura y escritura se han de fomentar en el entorno educativo y en el familiar y social del individuo, dependiendo del perfil del destinatario. Si se trata de niños y jóvenes, las buenas prácticas deben estar integradas en el currículo escolar y se han de relacionar con las diferentes competencias básicas correspondientes a los distintos niveles educativos. Además, resultará imprescindible para ello implicar a toda la comunidad educativa. En el caso de los adultos, las acciones ejemplares se han de vincular al ámbito del ocio y de las aficiones de los destinatarios, de manera que se cree la empatía necesaria para alcanzar los objetivos.

En la actualidad se están llevando a cabo muchas buenas prácticas en el ámbito de la lectura y la escritura. Algunas parten del propio Ministerio de Educación de España,como la llamada «Buena práctica Leer.es», perteneciente al Centro Virtual Leer.es, que tiene como objetivo distinguir las propuestas didácticas encaminadas a alcanzar un desarrollo óptimo de la competencia lectora que utilicen la Red para su difusión.

Prácticas emergentes de lectura

Las buenas prácticas en lectura y escritura van unidas en los últimos tiempos al uso de las TIC, de los entornos virtuales (bibliotecas, webs, etc.) y de las redes sociales, de la Web 2.0, de los blogs; al trabajo colaborativo; a la creación de comunidades de aprendizaje; a las estrategias de creación colectiva; al intercambio de experiencias; a la agrupación de individuos para desarrollar acciones comunes en este entorno concreto, etc. En particular, narrativa hipertextual, poesía cinética, ficción interactiva, historias generadas por programas informáticos, performances literarias, escritura amateur fan fiction, novelas en forma de correos electrónicos, mensajes SMS, blogs, etc., son ejemplos de prácticas emergentes de lectura y de escritura digital, que se corresponden con un mundo radicalmente distinto a la cultura heredada del siglo XX. No es solo la sensación de que la cultura impresa haya perdido terreno entre los jóvenes a favor de la cultura mediática y digital, es que han cambiado ciertos roles y percepciones básicas (véanse sensorium, transmedia, etc.).

Referencias

Abdoulaye, A. (2003), «Conceptualisation et Dissemination des “Bonnes Pratiques”», en Éducation: Essai d’une Approche Internationale à Partir d’Enseignements Tirés d’un Projet, http://portal.unesco.org/education/en/file_download.php/f1685fde2633dd9b3b20fd828d6bfa92abdoulaye.pdf 

Brannan, T., Durose, C., John, P. y Wolman,H. (2006), Assessing Best Practice as a Means of Innovation, presented at the
Annual Conference of the Urban Affairs Association, Montreal: Canadá, www.ipeg.org.uk /papers/UA A%20paperfinal%2017%20April%2006.pdf.

Chickering, A. y Gamson, F. (1987), Seven Principles for Good Practice in Undergraduate Education, www.nnmc.edu/academics/assessment/documents/sevenprinciples.pdf.

De Pablos, J. y González, T. (2007), «Políticas Educativas e Innovación Educativa Apoyada en Tic: Sus Desarrollos en el Ámbito Autonómico», II Jornadas Internacionales sobre Políticas Educativas para la Sociedad del Conocimiento, Granada,España, www.juntadeandalucia.es/averroes/jornadas_internacionales/docs/upload/1101/1101C.pdf.

Fecha de ultima modificación: 2014-04-28